lunes, 27 de junio de 2016

¿Constructo social o influencia biológica?


Hace tiempo tuve una discusión acerca de cuánto influye nuestra biología en nosotros y en el origen social (o no) de determinados estereotipos basados en el sexo. Esto derivó en la postura por todos conocida de "todo es un constructo social", lo que quiere decir que "todo se puede cambiar". De aquí se seguiría que los estereotipos basados en el sexo son, en realidad, producto de la distinta socialización de hombres y mujeres.

Estos estereotipos basados en el sexo pasarían a ser estereotipos basados en el género (ya que derivarían de la socialización, y no de la biología) y pasaríamos a afirmar que, si a una mujer se la educara como si fuera hombre, sería violenta y le gustaría el fútbol (de forma recíproca con los hombres y los estereotipos femeninos). De aquí que algunas veces se lean cosas como que es "una mujer masculinizada", para justificar el hecho de que si una mujer hace algo inmoral, es porque la han educado como un hombre:
Por su parte, Maestre ha explicado los cambios que se han conseguido en el Ayuntamiento de Madrid, después de una legislatura dirigida por la exacladesa Ana Botella: "En Madrid nos encontramos con una mujer masculinizada que vendía vivienda de patrimonio público a amigos".
Todo es un constructo social y si es negativo va al saco de lo masculino y si es positivo va al saco de lo femenino. Pero podemos llevar esto más lejos y, como todo es un constructo social, afirmar que la heterosexualidad es un constructo social (teoría de Queer):
Afirma que los géneros, las identidades sexuales y las orientaciones sexuales, son el resultado de una construcción social ficticia y arquetípica y que, por lo tanto, no están esencialmente o biológicamente inscritos en la naturaleza humana, sino que se trata de formas socialmente variables.
Que todo sea un constructo social, implica que la influencia de la biología sobre nuestras capacidades cognitivas, nuestras decisiones y nuestra conducta es cero. Lógicamente, no incluyo aquí las diferencias físicas obvias (eg: altura, caracteres sexuales secundarios y primarios), ya que negar esas diferencias supondría un absurdo.

La idea del presente artículo es defender la postura de que existen diferencias cognitivas, decisorias y conductuales entre hombres y mujeres, y que existen motivos para pensar que dichas diferencias tienen una influencia biológica.

Para ello voy a resumir la intervención inicial que Steven Pinker (os recomiendo su libro The Blank Slate, La Tabla Rasa) realizó en un debate entre él y Elizabeth Spelke sobre la influencia de la biología y la cultura en las personas. El debate lo podéis encontrar aquí y os animo a que leais íntegras ambas ponencias y el posterior diálogo entre ellos (que, en mi opinión, gano Pinker).
Antes de continuar, quiero incidir en que esto es un resumen. Steven Pînker desarrolla más cada uno de los puntos y propone más ejemplos que los aquí expuestos. No obstante, todos los estudios que menciona están referenciados en cada apartado.

Steven Pinker se autodenomina feminista y cree que las mujeres han estado oprimidas, discriminadas y acosadas por miles de años. Pero, una cosa es la postura moral de que los hombres y las mujeres no deben ser discriminados en función de su sexo, y otra distinta la postura empírica de que hombres y mujeres son iguales biológicamente hablando. La verdad no puede ser machista.

El debate se centra en la falta de representación de las mujeres como profesores en los denominados campos STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics). En cierto modo, esto es un fenómeno exótico, ya que implica comportamientos y talentos biológicos no preparados para ello: la evolución no ha formado cierta parte del cerebro para hacer el trabajo de un profesor de ingeniería mecánica en el MIT, por ejemplo.

Además, estamos hablando de los extremos de los logros. La mayoría de las mujeres no están cualificadas para ser profesores en Harvard de la misma forma que la mayoría de los hombres no están cualificacos para ser profersores en Harvard. Estamos hablando de los extremos de la población. Y estamos hablando de un subconjunto de todos los campos, las mujeres no están infrarrepresentadas de la misma manera en el resto de campos académicos, y no lo están en las profesiones más prestigiosas. Finalmente, estamos hablando de un efecto estadístico, y esto es un punto crucial.

Esto son dos distribuciones Gaussianas. El eje X es cualquier habilidad que queramos medir y el eje Y es la cantidad de personas con dicha habilidad. Este tipo de curvas es lo que obtienes cuando comparas hombres y mujeres en cualquier habilidad en la que se diferencien. Para este caso concreto, vamos a considerar que los hombres son la línea rosa y las mujeres la línea verde. Las medias son diferentes, pero para cualquier nivel de habilidad hay siempre representantes de ambos sexos.

Una de las consecuencias más importantes de tener este tipo de distribuciones es que descienden en función del cuadrado de la distancia con la media. Eso significa que, aunque las medias sean parecidas, cuanto más extremo sea la puntuación, más dispar será la cantidad de tipos de persona que tienen dicha puntuación. Si ponemos una lupa en el final de la distribución, la diferencia entre ellas se hace más y más grande.
Tomemos por ejemplo la altura. Resulta obvio que las distribuciones de altura se solapan, no se puede decir que todos los hombres son más altos que todas las mujeres. Pero mientras que con 1,77m hay 30 hombres por cada mujer, en 1,82m hay 2000 hombres por cada mujer. Las diferencias cognitivas entre hombres y mujeres no son tan extremas, pero el fenómeno estadístico es el mismo.

Otra consecuencia importante es la influencia de la varianza. Los biólogos desde Darwin ya notaron que los machos de muchas especies tienen más variabilidad que las hembras para las mismas características. Así que, para los casos en que las medias de hombres y mujeres coincidan, es muy probable que haya muchos más hombres en los extremos que en el centro. O lo que es lo mismo: más hombres genios que mujeres genios y más hombres idiotas que mujeres idiotas.
Lo único que necesitamos hacer para explicar las diferencias entre sexos sin invocar la discriminación o el machismo,  es suponer que cualesquiera características que le han predipuesto para elegir (por ejemplo) estudiar el lenguaje en niños [es la profesión de Steven Pinker como investigador] sobre (por ejemplo) ingeniería industrial no están igualmente distribuidas entre hombres y mujeres. Pinker afirma que, en su área, hay un 75% de mujeres, pero eso no significa que el esté discriminado de ninguna forma.

Hay muchas diferencias y similitudes entre hombres y mujeres. Pinker se va a centrar 6 diferencias, que son las más importantes para el problema que se está discutiendo (que era la infrarrepresentación de mujeres en el profesorado de los campos STEM).

Primera diferencia: Los hombres y las mujeres tienen diferentes prioridades en la vida. En resumen: Los hombres tienden a buscar estatus social y dinero a cambio de sus familias; las mujeres escogen algo más equilibrado. Eso no significa que las mujeres valoren la familia y no valoren el estatus. Tampoco significa que todos los hombres y mujeres muestren esta asimetría. Pero es lo que encuentras, de media, al observar grandes cantidades de datos. Pinker cita dos estudios, este y este.

Segunda diferencia: Interés en las personas VS interés en cosas y sistemas abstractos de reglas. Hay una cantidad asombrosa de datos sobre esto, ya que hay todo un campo dedicado a estudiar los intereses vocacionales de la gente. En este campo se han documentado diferencias consistentes en los tipos de actividades que prefieren hombres y mujeres en sus trabajos ideales. Una de estas diferencias es la preferencia de trabajar con cosas o con personas. Un gran ejemplo es a la hora de buscar trabajo. Los hombres tienen tendencia a trabajar con cosas, las mujeres tienen tendencia a trabajar con personas. Hay una enorme diferencia media en este factor concreto, una desviación estándar. Pinker cita dos libros, Understanding the Gender Gap por Claudia Goldin, y Biology at Work, Rethinking Sexual Equality, por Kingsley R. Browne.

Tercera diferencia: Riesgo. Los hombres son, con mucha diferencia, los que más se arriesgan. Pinker da un metaanálisis para sustentar este punto, pero yo me quedo con la mención de que la mayoría (si no, todos) de los ganadores de los Darwin Awards son hombres.

Cuarta diferencia: Transformaciones mentales tridimensionales. Por ejemplo, observar dos formas tridimensionales y saber si son la misma forma rotada. En algunas habilidades espaciales, las mujeres son mejores, pero en "percepción espacial", "rotación mental" y "visualización espacial", los hombres llevan ventaja. Esta capacidad estaría correlacionada con la resolución de problemas matemáticos. Pinker cita este estudio y este otro para justificar la correlación.

Quinta diferencia: Razonamiento matemático. Las mujeres son buenas haciendo cálculos matemáticos. Sin embargo, los hombres son mejores en la resolución de problemas y en razonamiento matemático. Estadísticamente hablando, claro. Esto sólo ocurre a partir de la adolescencia. Antes de la pubertad, no hay diferencias. Pinker cita este estudio y reutiliza este de la primera diferencia.

Sexta diferencia: Variabilidad por sexo. En general, para una característica dada, los hombres tienen más variabilidad que las mujeres. Las mujeres tienden a distribuirse cerca de la media, mientras que los hombres presentan mucha población en los extremos de su distribución, en comparación con las mujeres. Pinker cita este estudio y este otro.

Que estas diferencias existan, no hace que tengan un origen biológico. Sino que hay que plantearse si el aporte biológico es distinto de cero. Esto ya es más difícil. Hay 10 razones para pensar que el aporte de la biología es mayor que cero, aunque lejos del 100%.

Primero: Hay una gran cantidad de diferencias hormonales entre hombres y mujeres, sobre todo prenatalmente, en los 6 primeros meses de vida y en la pubertad. Hay receptores hormonales por todo el cerebro, incluyendo el cortex cerebral. Hay muchas diferencias pequeñas entre los cerebros de hombres y mujeres. Pinker cita el libro Human Universals y este estudio.

Segundo: Muchas de las diferencias entre sexos (ciertamente algunas de ellas, quizá todas ellas) son universales. La idea de que hay culturas que podrían estar haciendo estas cosas al revés, es una leyenda académica. En todas las culturas se percibe una diferenciación entre hombres y mujeres; las mujeres están más relacionadas con el cuidado de niños; más competitividad en los hombres; y mayor distancia recorrida por hombres que por mujeres. Las diferencias de personalidad entre hombres y mujeres son consistentes en todos los rangos de edad, así como longitudinalmente (a lo largo del tiempo), niveles educativos y naciones. Steve Pinker menciona otros ejemplos de universalidad de las diferencias entre sexos. Pinker cita este estudio y el libro Sex Differences in Cognitive Abilities, por Diane Halpern.

Tercero: Estabilidad en el tiempo. Las encuestas de intereses en la vida y personalidad no han mostrado cambios significativos tras dos generaciones después de la segunda ola del feminismo. También se ha observado resistencia al cambio en aquellas comunidades que, por razones ideológicas, han forzado la eliminación de la diferencias de género y nunca lo han conseguido. Esto incluye a los Kibutz israelíes y varias comunas Utópicas Americanas de hace un siglo. La capacidad de rotación mental no ha mostrado cambios en el tiempo y la capacidad resolutiva de problemas matemáticos ha disminuido ligeramente, pero sigue habiendo diferencia. En este apartado vuelve a citar el libro Biology at Work, Rethinking Sexual Equality, por Kingsley R. Browne, el estudio sobre las diferencias de personalidad del primer motivo, este estudio sobre las diferencias en el rendimiento en matemáticas de la quinta diferencia y  este estudio de la cuarta diferencia sobre habilidades espaciales.

Cuarto: Muchas de estas diferencias se pueden ver en otros mamíferos. Sería una increible coincidencia que estas diferencias simplemente se replicaran en las elecciones arbitrarias realizadas por las culturas humanas desde el inicio de los tiempos. Hay grandes diferencias entre machos y hembras en muchos mamíferos en cuanto a agresión, inversión de recursos en la cría, jugar de modo agresivo VS jugar a ser padres.

Quinto: Muchas de estas diferencias aparecen en la niñez. Por ejemplo, durante la primera semana de vida, las niñas hacen más contacto ocular que los niños. Los niños recien nacidos tienen más interés en mirar objetos que en mirar una cara, mientras las niñas miran antes una cara que un objeto. Durante la niñez, los niños suelen jugar a juegos competitivos mientras las niñas prefieren juegos cooperativos. Niños de todo el mundo transforman cualquier cosa en un vehículo o un arma y niñas de todo el mundo transforman cualquier cosa en una muñeca. Pinker cita el libro Taking Sex Differences Seriously, por Steven E. Rhoads y este estudio.

Sexto: Personas de sexo biológico masculino pero son criados como niñas. En un caso en 1970, una circuncisión fallida terminó con la amputación del pene de un niño. Su familia lo crió como si fuera una niña. A pesar de ser criada como niña, "Joan" exhibió patrones de conducta típicamente masculinos (competitividad, agresión...) y mayor interés por objetos que por personas. A los 14 años cayó en depresión. Sus padres le dijeron la verdad, se operó, se casó con una mujer, adoptado dos hijos y trabaja en un matadero. Esto no es un caso aislado. Debido a una rara condición genética llamada Cloacal exstrophy, individuos de sexo masculino nacen con genitales atrofiados. Cuando son castrados y educados como mujeres, en 25 de 25 casos documentados esas personas han sentido que son chicos atrapados en cuerpos de chicas, y mostraban patrones de comportamiento masculinos.


Séptimo: Hay un mito extendido de que los padres y profesores tratan a los niños y niñas de manera diferente. Sin embargo, numerosos estudios muestran poca o ninguna diferencia en el trato que los padres y profesores dan a los niños (en el actual EEUU, por supuesto). Respecto a los profesores, se pensaba que perpetuaban las diferencias de género porque tenían espectativas más bajas que con las niñas, pero esto también se ha demostrado falso. La percepción del esfuerzo y motivación de cada alumno influye más en las espectativas que lo que un profesor pueda pensar de las diferencias debido al sexo. Pinker cita este estudio y este otro.

Octavo: Estudios de la influencia del hormonas prenatales: el mecanismo que hace a los niños niños y a las niñas niñas en primer lugar. Hay una alteración en las niñas llamada Hiperplasia Suprarrenal Congénita, debido a la cual reciben muchos andrógenos durante su gestación. Tras el nacimiento, este exceso desaparece. Sin embargo, estas niñas que han sufrido esta exposición a andrógenos durante el embarazo muestran patrones de comportamiento más masculinos, y menos femeninos. No obstante, la evidencia de estas investigaciones todavía no es muy sólida e inconcluyente en algunas partes. Pinker cita este estudio, este otro y el estudio sobre las variaciones de testosterona fetal del motivo quinto.

Noveno: Ciclos en las hormonas. Las evidencias en esta parte son un poco contradictorias. No obstante, se observa que los hombres que tienen poca testosterona tienen mayor habilidad de manipulación espacial. De la misma manera, los cambios de estrógenos durante el ciclo menstrual, parece que afectan a las capacidades cognitivas de las mujeres. Pinker hace referencia al libro Sex and Cognition, de Doreen Kimura y este estudio del motivo octavo.

Décimo: Impronta genética del cromosoma X. Una última diferencia descubierta durante los últimos 15 años. Un cromosoma, como el cromosoma sexual X, puede variar en función de si dicho cromosoma proviene del padre o de la madre. El síndrome de Turner, es una alteración genética que consiste en que el individuo nace con un cromosoma X (en vez de la habitual pareja XX, XY). Bueno, pues dependiendo de si el cromosoma X proviene del padre, o de la madre, el afectado por el sindrome de Turner desarrollará diferentes características. Cuando coge el cromosoma X de su madre, tiene mejor vocabulario, habilidades sociales, empatía y lectura de la comunicación no verbal.

Unas palabras sobre los estereotipos. Hay una creencia generalizada que dice que si se observan diferencias entre sexos que se ajustan a un estereotipo, dichas diferencias han sido causadas por el estereotipo, debido a las diferentes expectativas para niños y niñas. Pero la relación causal puede ir en cualquier dirección: los estereotipos simplemente reflejan realidades que estaban ahí presentes, y no las causan. Por ejemplo, existe el estereotipo de que los jugadores de baloncesto son más altos en promedio que los jockeys, pero eso no significa que los jugadores de baloncesto se estiren y los jockeys se encojan simplemente porque tengamos esa expectativa. Se ha demostrado, además, que la mayoría de los estereotipos basados en el sexo son acertados. El error suele ir en la otra dirección, la gente predice erróneamente que no habrá diferencias cuando si las hay. Pinker cita este estudio del motivo séptimo y este otro estudio sobre estereotipos.

Todo lo que se ha visto aquí en ningún caso debe usarse como fundamento de la discriminación. Cada individuo debe valorarse según sus propios méritos. Simplemente, no debemos llevarnos las manos a la cabeza y asumir que existe algún tipo de discriminación cuando vemos una distribución desigual de hombres y mujeres.

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